Más allá del Diseño: Diseñar productos coherentes con nuestro entorno

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El entorno en el que vivimos hoy en día redefine el mercado y el negocio del diseño. Como nunca antes, vivimos en un mundo hiper-conectado y en constante cambio. El espacio físico de una tienda de diseño es cuestionado una y otra vez por el comercio electrónico y los diseñadores buscan formas creativas de vender su trabajo mediante nuevas herramientas como las plataformas de crowdfunding.

 

La producción masiva también es cuestionada por los diseñadores; no todos los objetos están creados para ser fabricados en Asia por millones para lograr un precio bajo y tampoco todos tienen la capacidad de inversión para hacerlo. El entorno en el que vivimos hoy en día redefine el diseño desde su concepción hasta su venta.

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En Estados Unidos se ha dado el “D2C, designer to consumer” se ha convertido en una de las maneras más populares para diseñadores emergentes y consolidados para hacer negocios. Bajo este concepto se diseña y produce en volúmenes bajos y de manera independiente para vender directamente a los consumidores, principalmente por internet o en tiendas colectivas y eventos. Otras iniciativas similares hacen el “outsourcing-local” de algunas piezas con mayor complicación y se encargan en ensamblaje y distribución de los diseños finales.

Fabricar las partes en otros talleres locales con productores especializados permite dar volúmenes con los cuales pueden trabajar sobre-pedido eliminando la necesidad de una corrida enorme o un espacio de bodega. Al mismo tiempo, los precios se mantienen competitivos y la capacidad de lograr una gran calidad da distinción.

 

En México, el entorno es diferente. Mientras diseñadores independientes en Estados Unidos y Europa tienen que encargarse del diseño, la producción y la distribución de sus objetos, en México vivimos en un paraíso de talleres y mano de obra calificada a un precio accesible. Muchos diseñadores han reactivado talleres y oficios que habían disminuido sus negocios a causa de la entrada de productos fabricados en Asia, compitiendo con un valor agregado en el diseño y la atención a la calidad.

Innovar no siempre tiene que ver con tecnología, también puede ser ver hacia el futuro sin olvidar nuestras tradiciones. Nuevas marcas y diseñadores nacionales están trabajando con artesanos más que de una manera justa, de una forma que brinda mayor beneficio ya que preserva técnicas tradicionales que representan nuestra cultura y las traducen en objetos de uso contemporáneo que tienen cabida en los hogares mexicanos (e internacionales) actuales.

 

También hay desarrollo de tecnología en nuestro país, aunque son menos las iniciativas creativas que entran en este mercado ya que la inversión necesaria es mucho más alta y con mayor riesgo. Pero hay muchos ejemplos de industria mexicana, y otras empresas internacionales que producen productos como automóviles, electrónicos y electrodomésticos en el país.

La coherencia se plantea de acuerdo a nuestro entorno. Un ejemplo claro es trabajar con los recursos que hay en la cercanía de donde produces, al mismo tiempo el ser coherente ayuda a ser sustentable ya que aumenta la eficiencia en el proceso. Por ejemplo, producir barro en Monterrey sería menos coherente que fabricar productos a base de metal. En contraste, nuestro entorno económico se presta cada vez más para tener empresas “ligeras” que puedan producir localmente y vender globalmente, manteniendo una fuerte identidad mediante esta honestidad en su producción.

 

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